jueves, 1 de abril de 2010


En soledad

Saben no puedo negarlo odio la soledad, y digo, es un momento en el que la vida la sentimos diferente y muy extraña, es ovio no nacimos para estar solos de hecho no estamos acostumbrados a estar solos, hasta la persona mas solitaria necesita contacto con la gente victor Hugo decia:

El infierno está todo en esta palabra: Soledad.

Por mucho que nos hacemos a la idea, nunca terminamos de entender, que la soledad no es un estado natural del ser humano, no por nada uno de los peores castigos que podemos poner al hombre es aislarlo. Si bien es cierto que muchas prisiones existe un lugar de aislamiento, este lugar es el peor o de los más altos castigos que existen dentro de las prisiones ya que es un cuarto obscuro o en su defecto un cuarto muy iluminado en el cual el contacto con los seres humanos es mínimo o inexistente.

La soledad en algunas culturas, es considerada como un plano de meditación en el cual un practicante de esta técnica se prepara durante cierto tiempo, para aislarse, un ejemplo son los monjes tibetanos, estos a veces buscan el aislamiento y llegan a pasar años en total soledad, los japoneses también se dan un tiempo para el recogimiento espiritual utilizando la soledad y la meditación para este fin, como he dicho antes estos llevan una preparación especial para poder soportar este tiempo sin contacto humano.

Todos deseamos hasta cierto punto estar en soledad, generalmente lo hacemos para pensar, organizar nuestras ideas, e igual que las culturas antiguas lo utilizamos como tiempo de meditación. Si bien es cierto que la vida moderna, no nos permite muchos espacios de meditación, también es cierto que es una práctica necesaria para el hombre, meditamos y buscamos la soledad para conocer la respuesta más importante para el hombre, ¿él quien soy?, ¿que buscó?, ¿que necesitó?, ¿que me hace falta?, etc..

Los seres humanos sanos, buscamos ciertos momentos de soledad eso nos ayudan, organizar nuestra mente, los sentimientos, nuestros deseos, nuestras fantasías y a poder tener control sobre nosotros mismos; es lógico que en algunos casos cuando los sentimientos son demasiado fuertes, necesitemos estar sólos por ejemplo cuando estamos deprimidos, enojados, frustrados, desorientados, o con un conflicto al cual no encontramos respuesta. Esto es sano siempre y cuando no nos dejemos del mundo íbamos encerrados, sólo dedicándonos a pensar en estas cosas.

La soledad es un momento para estar con uno mismo, para enfrentarnos, para criticarnos o simple y sencillamente para alejarnos de las presiones externas como son laborales, familiares emocionales o sociales. Esto nos ayuda y nos favorece para ser mejores personas y en esos espacios de soledad se ha logrado grandes cosas, por ejemplo Albert Einstein: pasaba largas horas encerrado en su laboratorio y su este tiempo lo que le ayudó a crear la teoría de la relatividad, la equivalencia de masa y materia, o la teoría de campo unificada, si él no hubiera pasado ese tiempo sólo posiblemente hubiera estado más tiempo en encontrar estas teorías.

Podríamos pensar que su castigo cruel, pero igual que todo lo que hemos visto sentido y experimentado, todo está sujeto a la visión del individuo la soledad, puede ser tanto un castigo, como una bendición y es total y absolutamente optativa, nosotros podemos decidir si deseamos realmente estar o no solos.

No porque temer a la soledad, ya que si sabemos aprovecharla podremos hacer cosas muy buenas un ejemplo es este escrito, generalmente escribo cuando estoy solo, y así aprovechar la soledad para hacer algo productivo, al final nosotros elegimos que es lo que queremos hacer bueno o malo y todo esto puede ser tan bueno o tan provechoso como lo déseemos.